A mi esposo Julio
Tus bellos ojos,
los que amo
infinitamente,
estaban allí
mirándome llorosos y
angustiados
mientras la vida se
me escapaba
y me aferré a tus
manos
y me aferré a la
vida
sólo mirando tus
bellos ojos
de niño perdido,
sin darme cuenta que
me perdía yo
si dejaba de mirarte
tan sólo por un instante.